Cultura rokuganí 1: Comportamiento.

La sociedad de Rokugan es tremendamente educada, y está concisamente dividida en tres estratos; tus iguales, tus superiores y tus inferiores. Los iguales deben ser tratados educadamente, pero no en exceso, a menos que, por supuesto, estés intentando ganarte su favor. Ser tratado como un igual por alguien que en realidad es tu superior es un gran honor – e incluso entonces, debes continuar dirigiéndote a él de forma respetuosa, al menos en público. Incluso si tu señor u oficial superior es también tu mejor amigo, tratarlo como un igual frente a otros provocará que pierda prestigio, y que tú seas considerado un maleducado y un zafio. Inclinarse en el gesto habitual de bienvenida y saludo. Los inferiores se inclinan más profundamente y durante más tiempo que los superiores. La forma más formal de inclinación – usada principalmente en la corte o cuando se es convocado ante la presencia de tu señor – es arrodillarse y tocar el suelo con la frente. Un samurai también puede postrarse de este modo cuando realiza una disculpa formal, para mostrar la profundidad de su vergüenza y respeto por aquel a quien a ofendido.

Mostrar emociones extremas en público está mal visto, igual que hacer cualquier tipo de ruido fuerte; las paredes están hechas de papel, por lo que aunque estés en tu propia casa, es seguro que molestarás a alguien. Además, los despliegues emocionales son contrarios a los ideales estoicos del bushido. Los niños y los que no son bushi tienen más manga ancha en esto, pero no demasiada. La única excepción es cuando te estás disculpando. En esa situación se considera educado llorar, rasgar tu ropa y mesarte los cabellos y hacer un gran despliegue de vergüenza y aflicción.
Hay tres formas educadas de dirigirse a alguien que se utilizan comúnmente en Rokugan. Un igual o inferior con quien deseas ser educado es nombrado como (apellido)-san o (nombre)-san si hay diversas personas de la misma familia presentes. Para un superior el patrón es el mismo excepto que el sufijo es –sama. Finalmente, un daimyo puede ser tratado también como “tono” (“señor”), o utilizando el sufijo –dono tras su apellido. Cuando se tiene una audiencia con una persona importante, habrá guardias presentes; esto no indica necesariamente falta de confianza, sino simplemente precaución y preservación del prestigio. Sólo los miembros familiares más próximos y los hatamoto tienen el privilegio de ver al señor siempre que lo desean. Y a menos que tu daimyo confíe en ti totalmente, hablar con él en privado está fuera de tus posibilidades. Si el consejero traicionero al que estás intentando derrocar está situado a su derecha cada vez que hablas con él tendrás que aprender a vivir con ello. También es habitual utilizar el término "sensei" como sufijo cuando hablas con tu maestro. Algunos sufijos familiares son "-kun" (usado habitualmente con los niños) y "-chan" (para las niñas). En ocasiones excepcionales, por una intimidad más propia del lecho que de la vida pública, te puedes dirigir a una mujer usando el sufijo "-chan". Sin embargo, usar estos sufijos "familiares" con alguien de fuera de la familia, puede suponer un gravísimo insulto y degenerar en un duelo o una venganza...

Los rokuganeses están orientados hacia el grupo, el individualismo no tiene lugar en su sociedad. Pertenecer a un grupo social, sea un clan, una familia, una unidad, un pueblo o sólo una banda de ronin que se han aliado, es necesario para el bienestar del individuo además de para la supervivencia. Una persona que es expulsada del orden social será compadecida; alguien que voluntariamente abandona la sociedad, o ignora las convenciones sociales, seguramente inspirará curiosidad y repulsión. Ten en cuenta que convertirse en ronin o afeitarse la cabeza y unirse a un monasterior, no constituye necesariamente un “abandono”.

Hacer regalos es una parte integral de la sociedad. Es importante asegurarse de que el regalo sea adecuado para el receptor, hacer un regalo que claramente no se ha pensado es un insulto. Al igual que lo es regalar algo que está más allá de la capacidad de corresponder del receptor, dado que lo deja en deuda contigo. Un regalo debe ofrecerse tres veces, y rechazarse educadamente las dos primeras para dar la oportunidad a quien lo hace de demostrar su sinceridad.

La honestidad no siempre es una virtud en Rokugan; mientras que el bushido predica la sinceridad total, se espera que un samurai mienta para proteger a su familia, su señor o su honor. Así, el mayor don que un rokuganes puede tener es su capacidad para parecer totalmente honesto incluso cuando miente.

El bushi NO es lo mismo que la caballería occidental. Tratar a tu enemigo con honorabilidad no es necesariamente lo mismo que darle una “oportunidad”. La mayoría de los samurai reconoce el sabotaje, el sigilo y la traición como parte integral de la estrategia; después de todo, si puedes cortar los suministros de tu enemigo, atacarle desprevenido o romper sus comunicaciones, estarás mucho más cerca de obtener la victoria para tu señor. Por otro lado, muy pocos samurai alardean de tales tácticas. Es por ello que los Escorpión son tan ultrajados; no sólo lo hacen sino que más o menos abiertamente admiten ganar mediante la perfidia, pero utilizan tácticas similares incluso en los “campos de batalla” más gentiles de la corte.

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